martes, 8 de octubre de 2013

Matar o morir

Para la Selección Mexicana de Fútbol:

      Les llegó la hora, o a nosotros. Nos llegó la hora. Matar o morir, y de morir, morir de nada. La mitad del país no sabe ni a qué hora ni en dónde, pero sabe el cuándo y el qué. Ya no hay pasado, hay mucho presente y hay mucho futuro. O todo lo contrario.

Panamá ya se la cree.  El mexicano, se la cree una vez más. El panameño sueña y el mexicano olvida. México, casi todo México, vuelve a estar a tus pies. Amnesia y confianza, porque sí se puede.

El discurso respalda lo conocido, las acciones, lo desconocido. Las cualidades conocidas, confunden a los resultados desconocidos. Necesitamos equilibrio, y lo esperado, no será más lo inesperado. Hablar como habla el mexicano y jugar como juega el mexicano. Necesitamos Cantinflas futbolistas. Hablar sin decir nada y jugar a decir tanto.

Hoy, equívocamente y sin querer queriendo, eres más que la alegría o tristeza temporal de unos tantos entre los millones que somos. Eres en lo único que el país puede tener esperanza. Eres un evasivo de la realidad, una tan pobre, que te necesita.
El mexicano necesita un pretexto y sabe que eres el quién. Tú sabes que eres el quién.

La noble idiosincrasia mexicana lo celebra todo. Negativo y positivo. Se ríe de ti o se ríe contigo. De propios y extraños. Llora riendo. El aberrante y redundante análisis del día siguiente será un saldo a favor o un saldo en contra. Los antónimos lo serán más que nunca. Felicidad o tristeza pero enserio. La historia tiene un capítulo en blanco y un título que cambia a su final: México… va o no va. De ti depende.

Lo que le sigue es intrascendente. Trascendente es lo que sigue. Importa el viernes e importa México.

Por ti, por mí. Por nosotros.

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